🔴 La CIÁTICA es una afección caracterizada por un dolor que se irradia a lo largo del trayecto del nervio ciático, el nervio más largo del cuerpo humano, que se extiende desde la parte baja de la espalda (región lumbar), pasa por las nalgas y desciende por la parte posterior de cada pierna hasta el pie. No es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de un problema subyacente que irrita o comprime este nervio. Las causas más comunes de la CIÁTICA incluyen la hernia de disco lumbar, que ocurre cuando el material gelatinoso del núcleo pulposo de un disco intervertebral se desplaza y presiona el nervio ciático, generalmente en los segmentos L4-L5 o L5-S1. Otra causa frecuente es la estenosis espinal, un estrechamiento del canal espinal que comprime las raíces nerviosas, más común en personas mayores. La espondilolistesis, donde una vértebra se desliza sobre otra, también puede desencadenar CIÁTICA, al igual que el síndrome del piriforme, en el que el músculo piriforme (ubicado en la región glútea) se tensa o inflama y comprime el nervio. Factores menos comunes incluyen tumores espinales, quistes, infecciones, lesiones traumáticas, el embarazo (por el peso del útero que presiona el nervio) y condiciones inflamatorias como la artritis. Factores de riesgo que predisponen a la CIÁTICA incluyen la obesidad, trabajos que requieren levantar objetos pesados o estar sentado por largos periodos, y la falta de actividad física, que debilita los músculos de soporte de la columna.
Los síntomas de la CIÁTICA suelen ser unilaterales, afectando solo una pierna, aunque en casos raros puede ser bilateral. El dolor es el síntoma principal y puede variar desde una molestia leve hasta un dolor punzante, quemante o eléctrico que se irradia desde la parte baja de la espalda o las nalgas hacia la parte posterior del muslo, la pantorrilla y, a veces, hasta el pie. Este dolor a menudo empeora al sentarse, toser, estornudar o realizar movimientos que aumenten la presión sobre el nervio, como flexionar la espalda. Además del dolor, la CIÁTICA puede causar hormigueo, entumecimiento o sensación de «alfileres y agujas» en la pierna o el pie, y, en casos más severos, debilidad muscular que dificulta mover la pierna, el tobillo o los dedos del pie. Un signo clínico clásico de la CIÁTICA es el dolor que se desencadena al levantar la pierna recta (prueba de Lasègue), lo que indica irritación del nervio ciático. En casos graves, cuando hay una compresión significativa, pueden aparecer síntomas de alarma como pérdida de control de los esfínteres (incontinencia urinaria o fecal) o anestesia en la zona del «sillín» (genitales y área perineal), lo que sugiere un síndrome de cauda equina, una emergencia médica que requiere atención inmediata.
El diagnóstico de la CIÁTICA se basa en la historia clínica, el examen físico y, en algunos casos, pruebas de imagen. Durante el examen, el médico evalúa la fuerza muscular, los reflejos (como el reflejo rotuliano o aquiliano) y la sensibilidad en las piernas, además de realizar maniobras como la prueba de Lasègue para confirmar la irritación del nervio. Las radiografías pueden descartar problemas óseos como fracturas o espondilolistesis, pero la resonancia magnética (MRI) es la prueba más útil para visualizar hernias de disco, estenosis espinal o tumores que puedan estar comprimiendo el nervio ciático. En casos donde la MRI no está disponible o está contraindicada, una tomografía computarizada (TC) con mielografía puede ser una alternativa. Es importante diferenciar la CIÁTICA de otras causas de dolor en la pierna, como trombosis venosa profunda, neuropatía periférica o dolor referido por problemas de cadera, ya que el tratamiento depende de la causa subyacente.
El tratamiento de la CIÁTICA se enfoca en aliviar el dolor, reducir la inflamación y abordar la causa subyacente para prevenir recurrencias. En la mayoría de los casos (alrededor del 80-90%), la CIÁTICA mejora con medidas conservadoras en un plazo de 4 a 6 semanas. Los analgésicos de venta libre, como ibuprofeno o paracetamol, pueden ayudar a controlar el dolor leve, mientras que los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como naproxeno reducen tanto el dolor como la inflamación. En casos más severos, el médico puede recetar relajantes musculares (como ciclobenzaprina) para los espasmos o corticosteroides orales (como prednisona) para disminuir la inflamación alrededor del nervio. Las inyecciones epidurales de corticosteroides son una opción para el dolor intenso que no responde a otros tratamientos, proporcionando alivio temporal al reducir la inflamación directamente en la zona afectada. La fisioterapia desempeña un papel crucial en el manejo de la CIÁTICA, con ejercicios de estiramiento y fortalecimiento diseñados para mejorar la movilidad de la columna, aliviar la presión sobre el nervio y prevenir futuros episodios; por ejemplo, ejercicios como la postura del niño en yoga o estiramientos del piriforme pueden ser útiles.
Los cambios en el estilo de vida también son esenciales para tratar y prevenir la CIÁTICA. Mantener una postura adecuada al sentarse, evitar estar sentado por periodos prolongados y usar sillas ergonómicas puede reducir la presión sobre la columna lumbar. Dormir en una posición que mantenga la curva natural de la espalda (como boca arriba con una almohada bajo las rodillas) y aplicar calor o frío en la zona afectada (frío en las primeras 48 horas para reducir la inflamación, seguido de calor para relajar los músculos) son medidas prácticas que alivian los síntomas. Para casos que no mejoran con tratamiento conservador después de 6-12 semanas, o si hay síntomas graves como debilidad progresiva o síndrome de cauda equina, puede ser necesaria la cirugía. La microdiscectomía, que elimina la porción de la hernia de disco que presiona el nervio, es el procedimiento más común para la CIÁTICA causada por hernias, con una tasa de éxito del 90% en la reducción del dolor. En casos de estenosis espinal severa, una laminectomía (extirpación de parte de la vértebra para aliviar la presión) puede ser necesaria.
La CIÁTICA afecta a personas de todas las edades, pero es más común entre los 30 y 50 años, y puede ser recurrente si no se abordan los factores de riesgo. La prevención incluye mantener un peso saludable, ya que el exceso de peso ejerce presión adicional sobre la columna, y realizar ejercicio regularmente para fortalecer los músculos de la espalda y el núcleo, como caminar, nadar o practicar yoga. Evitar movimientos repetitivos que sobrecarguen la columna, como levantar objetos pesados sin flexionar las rodillas, y usar técnicas adecuadas de levantamiento también reduce el riesgo. Aunque la CIÁTICA puede ser extremadamente dolorosa y limitante, con un manejo adecuado, la mayoría de las personas recuperan su calidad de vida y pueden volver a sus actividades normales, siempre que sigan las recomendaciones médicas y adopten hábitos saludables para proteger su columna a largo plazo.


