CÓMO LA DESHIDRATACIÓN AFECTA EL FUNCIONAMIENTO DE LOS RIÑONES
El agua es esencial para la vida, y los riñones son los principales órganos encargados de mantener el equilibrio hídrico del cuerpo. Actúan como filtros naturales que eliminan los desechos y toxinas de la sangre, regulan la presión arterial y controlan los niveles de minerales como el sodio y el potasio. Sin embargo, cuando el cuerpo no recibe suficiente agua, entra en un estado de deshidratación, y los riñones son de los primeros en resentirlo.
En condiciones normales, los riñones filtran alrededor de 180 litros de sangre por día, extrayendo impurezas y excretándolas en forma de orina. Cuando falta agua, el volumen sanguíneo disminuye y la concentración de desechos en la sangre aumenta, obligando a los riñones a trabajar con mayor esfuerzo. Para conservar líquido, el cuerpo produce menos orina, y esta se vuelve más oscura y concentrada, señal de que el organismo está tratando de retener cada gota disponible. Si este estado se prolonga, las toxinas comienzan a acumularse y se altera el equilibrio químico del cuerpo, lo que puede derivar en daño renal agudo.
La deshidratación crónica también favorece la formación de cálculos renales, ya que la falta de agua impide diluir adecuadamente las sales y minerales presentes en la orina. Con el tiempo, estas sustancias se cristalizan, formando piedras que pueden causar dolor intenso, infecciones urinarias y, en casos severos, bloqueo de los conductos renales. Además, la falta de líquidos reduce el flujo sanguíneo renal, afectando la capacidad de los riñones para eliminar el exceso de sodio y mantener la presión arterial estable.
El cuerpo envía señales tempranas de deshidratación: sed, sequedad en la boca, orina oscura, fatiga y mareos. Escuchar esas señales y mantener una hidratación adecuada es fundamental para proteger los riñones. Los especialistas recomiendan beber agua de forma constante a lo largo del día, incluso antes de sentir sed, especialmente en climas calurosos o durante la actividad física. También es importante aumentar la ingesta de líquidos si se consumen alimentos salados, diuréticos o bebidas con cafeína.
En conclusión, la deshidratación pone en riesgo silenciosamente el funcionamiento de los riñones.
El agua no solo sacia la sed: purifica, equilibra y mantiene viva la maquinaria interna del cuerpo.
Porque cada vaso de agua es una inversión directa en salud renal y bienestar duradero.


